cuaderno de asia

A principios de los 90 prácticamente nadie en España había viajado en solitario por Tíbet.

Yo viajaba con mi pasaporte alemán y con el español;así podía entrar y salir por fronteras distintas y conseguía moverme con varios visados.Internet aún no existía ni la digitalización de los datos de los viajeros.

 

Obtener un visado individual para Tibet era casi imposible fuera de China ,pero había trucos.Solíamos viajar a Hongkong, por entonces territorio británico, y una vez allí solicitar visado en la embajada china para Tíbet entrando desde Chengdu.Se concedían sin muchos trámites.Desde Sezchuan la frontera con Tíbet era demasiado amplia como para estar controlada por completo y por carretera era fácil colarse.

 

Otro truco consistía en viajar con un visado de grupo,así hice el primer año que fuí con el equipo de rodaje.Una vez dentro de Tíbet podía mover contactos para sobornar  a algún funcionario y comprar un visado individual para seguir mi viaje en solitario una vez finalizado el trabajo.

 

En caso de visados de grupo sólo había una única copia que custodiaba una persona y todo el grupo estaba obligado a moverse con todos sus integrantes a la vez.Esto facilita mucho el control de los viajeros al Gobierno Chino,ya que en todos los puentes,cruces de carreteras o embarcaderos hay controles del ejército.

 

Viajar sin visado ,con uno falsificado o adquirido en el mercado negro ( como el que compré por 400 dólares en 1991,una fortuna por entonces) es algo muy peligroso en China, pero en Tíbet y otras zonas restringidas es demencial.

 

Yo aún era una demente en esos años.Según mi hijo, todavía poseo gran parte de esa virtud.

La viè est  foliè,le replico.