la tele

Todo comenzó en Italia.

Yo documentaba fotográficamente, para una revista de arte,la construcción del primer mandala de arena que el Dalai Lama autorizó a ser conservado en Europa (y a no ser destruido y vertido a un río como rige la tradición lamaísta ).

La construcción corría a cargo de cinco monjes tibetanos recién aterrizados de Nepal y que nunca habían pisado Occidente.

Viví con ellos todo el tiempo que tardaron en realizarlo, en el mismo piso.Madrugaba,rezaban,desayunaban y se ponían sus mascarillas para trabajar colocando granos de arena coloreados en delicados y minuciosos dibujos,arabescos y volutas.

Las horas eran tan largas como el número de granos de arena que colocaban en las lineas del dibujo.Incontables.

 

Al atardecer cenaban y se quedaban pegados a la pantalla del televisor.Como no sabían manejar el mando a distancia ( y yo tampoco,son un enigma todos para mí) veían intensamente concentrados y estupefactos cualquier cosa,anuncios,videos musicales de la MTV,telediarios editados por Berlusconi,películas de todo pelaje y reality shows.

Creo que les gustaba más la tele que colocar granos de arena de colores en fila durante horas.

 

Y un día apretaron el botón de la tele (era Mayo de 1989 ),y apareció la Plaza de Tiannamen llena de jóvenes enfrentándose a los tanques del Ejército Chino.Y en Hongkong,y en Chongqing,y en muchas más ciudades industriales del sur y centro de China.

Casi se les olvidaron los granos de arena.Su país estaba en la más grave crisis social desde la Revolución Cultural.Y todos deseábamos que el régimen cayese.

Cada noche encendían el botón de la tele con la esperanza de ver la victoria de la Primavera China.Semanas de acampada en la Plaza de Tiannamen de Pekin ( el 15 M es de juguete en comparación)se acabaron con la masacre de miles y miles de ciudadanos por los tanques del ejército.

 

3 semanas después yo viajaba a China para cruzar el país documentando las revueltas y movilizaciones.Mi intención era atravesar de Oeste a Este el inmenso territorio de China hasta llegar a Pekín.

Pero sólo atravesé la mitad;las estepas son de tal dimensión que allí rige otro tiempo y no fuí capaz de salir de ellas más que por una grave enfermedad (brucellosis).

No se habían extendido allí las protestas urbanas,la estepa tibetano-mongola es un paisaje de resistencia permanente,la vida es una declaración de rebeldía mucho mayor que una breve revuelta de semanas.

Y uno de los mayores actos de rebeldía es juntar las dos manos,cerrar los ojos y musitar una frase que dice: " puedan todos los seres tener la felicidad y sus causas,puedan todos los seres liberarse del dolor y sus causas,puedan todos los seres morar siempre en la gran ecuanimidad hacia todos".

 

Decirla en voz alta puede llevarles a la muerte.Yo la aprendí de memoria en tibetano al oirla en las estepas de manera continua,en voz alta,baja,susurrada y a gritos.